¿Qué le digo a alguien que está triste?
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¿Qué le digo a alguien que está triste?

¿Alguna vez te pasó que algún amigo o alguien que querés se puso muy triste y no supiste qué decir? ¿Te cuesta ver mal a tus seres queridos e intentás hacer o decir cosas para que se sientan bien y no estén tristes? Si te resulta difícil manejar estas situaciones, esta herramienta te va a venir bien.


Ver a un amigo o un familiar sufrir es una situación dolorosa para muchas personas. Genera tristeza, enojo, y otras emociones que pueden interferir en el proceso de brindar apoyo a alguien. Poder sentir a la par del otro puede ser la base de la empatía y, a la vez, una trampa en la que podemos caer y terminar siendo incomprensivos con los demás.


Por eso, lo más importante a tener en cuenta a la hora de acompañar a alguien que está triste es no perder de vista que lo más importante es cuidar la relación. Una herramienta muy útil para lograr esto es la validación.


VALIDAR


Validar es verificar los hechos de una situación para encontrar el grano de verdad en la perspectiva o situación de la persona. En este caso, de nuestro amigo o familiar que está pasando por un mal momento. Es entender que hay razones por las cuales sus sentimientos, emociones y comportamientos son comprensibles. En otras palabras, por algo le pasa lo que le pasa.


Ahora bien… ¿Cómo hago para validar a alguien?¿Qué conviene decir o hacer, y qué no?


ESCUCHÁ ACTIVAMENTE


Primero lo primero: prestá atención. Dejá todo lo que estás haciendo y escuchá activamente. “Escuchá con los oídos y con los ojos”. Mirá a la persona, mostrándote interesado. Si no entendiste, preguntá. No saltes a conclusiones ni hagas interpretaciones de lo que le está sucediendo a la otra persona. Mejor apegate a los hechos que te relata.


Un paso fundamental es tratar de entender por lo que está pasando el otro. Suele ser habitual que juzguemos a los demás desde nuestra propia experiencia y digamos cosas como “No podés estar triste por eso”, “Sos muy sensible”. Esto puede llevar a que los demás no se sientan comprendidos por nosotros, y también dañar la relación. Es importante tratar de ponerse en los zapatos del otro, para poder entender que cada persona tiene su propia historia de aprendizaje o experiencias vividas, que lo han llevado a experimentar ciertas emociones bajo determinadas circunstancias.


NO INTENTES ELIMINAR LA TRISTEZA


La tristeza está ahí por algo. Evitá decir cosas cómo “No estés triste” o “Ponele onda”. Recordá que las emociones son parte de la vida y que cumplen una función importante. La tristeza nos ayuda a afrontar situaciones estresantes y pérdidas, y es una forma de comunicar a los demás qué necesitamos apoyo. En vez de prometer que todo estará bien, podes decir cosas como: “Voy a estar para acompañarte en lo que necesites”, “Entiendo que estés triste. Estás pasando por una situación difícil”. Estate dispuesto a prestar el hombro para la persona si necesita llorar.


NO SALTAR A LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS


Por último, intentá no saltar a la resolución de problemas y abstenete a dar consejos. Es natural sentir el impulso de querer resolver la causa que genera sufrimiento a nuestros seres queridos. Pero no te olvides, lo importante es la relación, y para ello primero hay que validar. Saltar a la resolución de problemas, por más buenas intenciones que tengamos, puede resultar invalidante. Esto no quiere decir que no podamos ofrecer nuestra ayuda a un amigo o familiar que está pasando por un mal momento. Sino que primero es conveniente validar y brindar apoyo y, una vez que lo hayamos hecho podemos continuar con el siguiente paso. Ofrecé tu ayuda o dar tu opinión, y preferentemente no la des si la otra persona no quiere. Evitá usar frases tipo: “tenés que hacer esto”, “deberías hacer tal cosa”. Mejor reemplázalo por “¿Qué te parece si…?”, “Se me ocurre que…”.


La validación es una herramienta importante que ayuda a cuidar las relaciones. Ser comprensivos y mostrarnos interesados con los demás sienta las bases para desarrollar relaciones basadas en la cercanía, el apoyo y la confianza. Recordá que la invalidación duele y puede llevar a que las personas se alejen. “Ser validantes” lleva tiempo y entrenamiento. Pero los frutos pueden ser muy gratificantes.


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